Ultra-izquierda tupamara

Ultra-izquierda tupamara
¡Hasta la victoria siempre!

domingo, 8 de noviembre de 2009

BATLLE & LACALLE S.A.

¡Cuidado con los fachos! TAAA!!!

Jorge Batlle y Lacalle ¡que dupla!
Como en aquella película: juntos son dinamita.
Literalmente, porque dinamitaron el país en los 2 años en que gobernaron juntos, con cinco ministros blancos en el gabinete de Batlle. Fue desde marzo del 2000 a noviembre del 2002.
Y ahora, que su poder de destrucción está atenuado por la lejanía del gobierno, de todos modos siguen jugando con explosivos y ponen una bomba brasilera en una lata.
Intentan hacer ruido pero sólo consiguen hacer el ridículo.
Son una empresa dedicada a producir espectáculos de humor, con el siguiente reparto de tareas: Batlle hace payasadas y Lacalle trata de cobrar la entrada.
El primero sale a la prensa hablando del caso Feldman y enchastrando a diestra y siniestra. Insinúa que el juez, el jefe de policía y todos los que intervinieron, son parte de un complot que produjo el asesinato del contador para evitar que hablara. ¿Cual era el secreto tan temido? Nada menos que yo, el candidato presidencial del Frente Amplio, ando en actividades vinculadas al acopio de armas.
Por una vez lamento que BUSQUEDA no tenga más difusión, porque no hay nada como leer directamente todo lo que Batlle declaró para darse cuenta que está delirando.
En tiempos normales, podría haber dicho esto o que los marcianos atacan, tanto da, y todos hubiéramos dicho “pobrecito, está para internar”.
Pero no son tiempos normales sino tiempos de desesperación. Entonces Lacalle sale desesperado a ver si factura: declara su “preocupación” a un diario argentino y manda hacer publicidad en televisión, con una versión aún más distorsionada de las declaraciones de Batlle.
Es una cadena de simulaciones, Batlle simula tener información ultra secreta y Lacalle simula que le cree. Los 2 saben que todo es ficción, pero se atienen al libreto preparado, como buenos actores que son.
Me corrijo, quizá Batlle no distinga la realidad de la ficción porque, como dicen los chiquilines, parece que “piró colores”.

Que sean divertidos, no quita que sean peligrosos. Están mintiéndole a la gente en su cara, están practicando un juego fraudulento, están degradando las reglas con las que se compite en democracia.
Demuestran un especial desprecio por la gente del interior, a la que le dedican en exclusividad la publicidad “caza ignorantes”.
Uno se pregunta si tienen algún límite en su afán de hacerse con el poder.
Los que creemos en la democracia profunda y sinceramente, vamos a seguir adelante sin distraernos, tratando de ganar esta elección en buena ley.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Marketing disfrazado de patriotismo.

Un católico, no me vota...y yanki todavía!!!

Hay una genial operación de marketing en curso: Pepsi Cola va a cambiar su nombre por Patria Cola. Las botellas están siendo pintadas de apuro en celeste y blanco y el jingle será una versión moderna del himno nacional.
La jugada es brillante ya que de ahora en adelante todos los que se atrevan a tomar Coca Cola van a ser considerados como poco uruguayos.
Eso sí, hay que apurarse porque este magnífico producto estará a la venta solo por un mes. Después volverá la Pepsi de siempre, la que conocemos bien desde hace décadas.

Definitivamente, Lacalle piensa que este es un país de bobos.
Piensa que si se pone una bandera adelante, la gente se olvida de lo que hay atrás.
No es buena cosa usar a la patria para traficar proyectos propios. No me gusta cuando agitan la bandera para vender yerba o frankfuters, menos cuando la usan para conseguir votos.

Además, el uso de la bandera como símbolo de una fracción política, tiene algo de apropiación indebida.
Porque los símbolos nacionales son propiedad de todos y nadie tiene derecho a usarlos como identidad de un proyecto privado.
Hay por lo menos un millón de uruguayos frentistas tan dueños de la bandera como el Dr. Lacalle.
Nosotros no vamos a entrar en ese manoseo de los símbolos
No vamos a disfrazarnos para comparecer en noviembre: somos el Frente Amplio y simplemente le pedimos el voto a todos los ciudadanos para tratar de llegar a la Presidencia y desde allí servir a la nación.
Contamos con los que ya nos votaron en octubre y, por supuesto, agradeceremos cada voto de aquellos ciudadanos para los que no fuimos su primera preferencia.
No vamos a decirles que ya no somos el Frente Amplio. Vamos a decirles que el Frente Amplio es la mejor opción.
Confiamos en que los uruguayos van a premiar a la verdad y a castigar el transformismo.

jueves, 22 de octubre de 2009

Bienvenido silencio

Ssshhhh....

La otra noche le erré a un botón del control remoto y la tele se quedo muda mientras pasaban uno tras otros los avisos de la campaña.
Fue como descubrir un mundo nuevo. Allí estábamos todos los de siempre pero sin palabras, ni música, ni locutores, como si nos hubieran puesto en una caja de vidrio y los espectadores pudieran mirarnos despojados de los ruidos que operan como nuestras armaduras y corazas.
Me gustó.
Pude mirar a Lacalle y sentir que estaba frente a un viejo guerrero regresado del destierro.
Me pareció que se le veían las cicatrices y el cansancio, pero que no había perdido el señorío ni el coraje.
Y Bordaberry, retozando en su jardín de infantes colorados, tratando y logrando poner vida en un partido que tenía aire de cementerio.
¡Y yo!
!Quien te ha visto y quien te ve, Pepe!
Muy trajeado, caminando junto a Danilo, como si fuéramos Obama y Putin discutiendo como salvar al mundo.

¡Cuanto más humanos parecemos todos cuando nos sacan el audio!
Y en una de esos volvemos a serlo cuando el ruido se termine.

domingo, 18 de octubre de 2009

Mi papel en el gobierno

Ahí está mi papel, TA!!!
Tengo un proyecto magnífico: sacar la casa de gobierno de la Plaza Independencia y ponerla en algún lugar más ventilado, donde haya una parra para sentarse a tomar mate, y un par de cuzcos en la vuelta, para avisar cuando lleguen los ministros. Desde un lugar así, no hay como errarle a buenas decisiones de gobierno.
Me temo que mis socios del Frente no van a estar de acuerdo y, como donde mandan capitanes no manda marinero, lo más probable es que tenga que guardarme el proyecto en el bolsillo.
Lo que no significa que vaya a resignarme a pasar los próximos 5 años laburando de administrativo, así sea en las hermosas tareas de administrar la prosperidad y administrar la transformación.
El día a día de un gobierno tiene una enorme importancia en el resultado y requiere una proporcional capacidad de trabajo y todavía más inteligencia.
¿A que no saben quien salió sorteado para la tarea?
¿A que no saben quién es el uruguayo más rico en esos talentos?
Danilo y la estructura del Frente se sobran para hacer un gobierno de primera y yo voy a molestar muy poco.
Lo mío va a ser pensar y empujar el país de nuestros nietos.
Me parece que se juega en 4 procesos: sacudir la educación, acompañar la explosión productiva del agro, cuidar la honradez y procurar los acuerdos políticos que permitan hacer los 3 primeros asuntos políticas de estado.
Los recorro al revés y por la negativa.
1. Sin acuerdos políticos nacionales e ínter partidarios, no hay ningún impulso de transformación estructural que pueda sostenerse por décadas. Si los blancos y colorados pasan los próximos 5 años a la intemperie, van a completar su renovación y van a estar dirigidos por gente con miras más altas que acomodar a sus muchachos en los carguitos. El país los necesita y juntos vamos a despartidizar las grandes causas nacionales, de modo que, cuando tomen el gobierno, puedan seguir empujando esos procesos como lo que serán: proyectos tan de ellos como nuestros..
2. Sin una actitud honrada de los servidores públicos, sean los que vienen de la política o los que forman el tejido administrativo, no hay posibilidad de llevar adelante ningún proyecto relevante. Y por actitud honrada no entiendo solo no afanar sino ganarse el sueldo y transpirar la camiseta. Habrá que hacer muchas cosas para que esa anhelada buena fe se instale de una punta a otra. Habrá que vigilar, estimular y generar mística.
3. Sin la explosión del agro no vamos a tener con que financiar las grandes tareas de elevación social que nos proponemos. El campo ya calentó los motores en los últimos años y esta batiendo record tras record. Es nuestra carta fuerte y el sector mejor posicionado para aprovechar la expansión de la demanda mundial de alimentos.
4. Sin un sistema educativo transformado no vamos a tener un país competitivo en el mundo, ni una sociedad homogénea, ni una convivencia educada, ni nada. Aquí hay que poner de todo; plata, garra, mística y coraje para pelearse con quien haya que pelearse.

Con estas 4 cosas tengo para entretenerme.
¡Y yo que creía que iba a currar a Danilo y a atorrantear 5 años!

domingo, 27 de septiembre de 2009

Hablemos sólo del futuro.

Dado que no está bien visto hablar del pasado, hablemos del futuro.
En el futuro la honestidad de la clase política va a ser un elemento decisivo en el desempeño del país. Más importante que el desarrollo de la productividad, más importante que la llegada de inversiones, más importante que equilibrio de las cuentas públicas, más importante, aunque cueste creerlo, que la extensión del Plan Ceibal a la enseñanza secundaria.
Porque las cosas buenas no ocurren de manera pareja a lo largo de 5 años, sin toneladas de buena fe distribuidas de una punta a otra del gobierno.
Cuando se está en posiciones de poder no hay casi ninguna cosa que uno quiera hacer que no vaya a generar un montón de broncas. Cada vez que se está decidiendo gastar en algo nuevo se está a la vez decidiendo reducir el gasto en otra cosa. Y ahí van a aparecer resistencias de todo tipo y presiones de todos los colores. Si los afectados por el recorte de gastos tienen sindicato, uno se transforma en traidor. Si es un grupo con influencia, van a conseguir que te llamen para interceder 4 diputados y 5 amigos de la infancia, todos con excelente argumentos de porque no deberías decidir así sino asá. Si los afectados tienen un grado más de influencia, harán que salga una nota en un diario, donde se insinúa que la iniciativa que estás por llevar adelante no tienen otro propósito que beneficiar a tu cuñado. No es fácil aguantar el griterío: uno se pregunta que gana con meterse en tanto lío y por que no deja las cosas como estaban, total nadie te va a agradecer nada. Sólo la buena fe te saca del paso y te mantiene en el rumbo.
Si no hay una fuerte vocación de servicio, sonaste, la realidad te va a doblar el brazo y vas a transitar por el camino que tenga menos amenazas.

Todo esto lo hemos sintetizado en una simple expresión: para seguir construyendo el país de primera que todos queremos, se necesita un gobierno honrado.
Porque los que gobiernan para su bolsillo no gobiernan para los demás.
¡Y pretenden que no hablemos de esto!
¡Y pretenden borrar el tema de la campaña, diciendo que la honestidad es un tema del pasado!
No estamos ensuciando la campaña, la estamos limpiando.

domingo, 20 de septiembre de 2009

En el Frente, nadie gobierna solo.

Si Dios existe, y es más o menos buena gente, nos va a dar una mano para que el Frente gane en primera vuelta. Porque mirado desde arriba y en perspectiva, rompe los ojos lo bien que le vendrían a este país 5 años más de un gobierno frentista.
Y no digo mío, porque en este juego yo soy sólo una anécdota.
Digo del Frente Amplio, este maravilloso artefacto político, diseñado en casa y envidiado en muchas partes del mundo. Su originalidad absoluta es que es un colectivo estable formado por otros colectivos menores, también estables. Y este aparente trabalenguas hace toda la diferencia. Porque los otros partidos uruguayos también son coaliciones pero no de organizaciones permanentes y estructuradas, sino de operadores políticos independientes. En el Frente, el Partido Socialista es socio de la Vertiente, de Asamblea, del Partido Comunista, del Nuevo Espacio, del MPP y de todos los demás. En los blancos, los socios son los individuos; Lacalle, Larrañaga, Vidalín, Gallinal, Lara, Javier García y un gigantesco etcétera.
¿Acaso alguien se acuerda de como se llaman sus fracciones políticas? Cada una tiene un nombre circunstancial, puras palabras juntas que se lleva el viento cada 5 años.
En el Frente el poder personal de cada dirigente está sujeto a límites que vienen de los 4 puntos cardinales. No es extraño que no podamos hacernos mucho los vivos: hay poco espacio para caprichos y berretines.
¡Bendito fraccionamiento del poder! Porque nos ha educado en el debate, la discrepancia, la conciliación y la síntesis.
También por esto, o principalmente por esto, hemos hecho un gran gobierno. Tabaré gobernó así, y si me toca, yo voy a hacer lo mismo.
Quiero un gobierno con mucho Danilo, mucho Consejo de Ministros y mucho, mucho Frente Amplio.

viernes, 18 de septiembre de 2009

A LO HECHO, PECHO

Nunca se es demasiado viejo para aprender.
En estos días estoy tomando dos cursos acelerados: el primero es para aprender a callarme la boca un poco más.
Ahora tengo responsabilidades políticas mayores y todo lo que diga no sólo me afecta a mi sino a la fuerza que represento. Por tanto las palabras tienen que ser sopesadas de otra manera y los juicios más meditados
El otro curso intensivo es para aprender a no ser tan nabo. Parece increíble que a esta altura y a mi edad, me agarre un periodista con careta de compañero y me tenga hablando durante 28 horas, 14 reuniones de 2 horas, de todos los temas del universo. A la segunda reunión uno es medio amigo y habla con el tipo como si hablara con su hermano. Decís todo lo que se te pasa por la cabeza con absoluta ligereza, total son cosas destinadas a quedar entre él y vos. Porque se supone que el señor iba a escribir un libro sobre Pepe Mujica, no un libro con las conversaciones que mantuviera con él.
En ese marco, uno se da permiso para ser frívolo, cuenta bolazos, hace comentarios sarcásticos. ¿De que hablás 28 horas sino es bobeando con los defectos de los demás?
Todos somos malos con el mundo en privado y en confianza.
Lo que más lamento es haber herido a algún compañero. Seguramente lo que se publica es sólo lo negativo que pueda haber mencionado. Lo positivo que también dije, quederá para los pocos que lean el libro entero. Pido disculpas y comprendo a quienes no las acepten.

Lo hecho, hecho está. Me engañaron alevosamente y perdí.
Mis adversarios se hicieron una fiesta ¡que la disfruten!
Pero vayan sabiendo que es la última vez que ocurre.

martes, 15 de septiembre de 2009

Texto completo de la entrevista a José Mujica en el diario argentino La Nación

La Nación, TA!!!
Algunos contenidos de esta nota han sido deformados a través de citas parciales que impiden comprender el verdadero sentido de lo que dije. Por favor, leanla entera y saquen sus conclusiones:


Artículo publicado en La Nación el domingo 13 de setiembre.

Entrevista con José Mujica
"No sé qué ideología tienen los Kirchner"

El candidato presidencial del Frente Amplio promete "una economía sin barquinazos", dice que el problema de Hugo Chávez es que "habla mucho", afirma que "la justicia tiene hedor a venganza" y que Tabaré Vázquez no pudo solucionar el conflicto por Botnia porque es "un enamorado de la dignidad"
Por Ricardo Carpena


Montevideo,
Hay que tratar de resolver los conflictos por la vía de la negociación. No estancarse en una lucha indefinida, en una confrontación que al final le cuesta mucho y en la que termina perdiendo mucho más. Porque cuando uno está en el gobierno también hay que mirar cómo se incide en el resto de la gente. No hay derecho a amargarle la vida a muchísima gente". Así, sacado de contexto, parece un sabio consejo de José Mujica a los Kirchner (de esos que la Casa Rosada puede jactarse de haber desaprovechado siempre). Pero el candidato presidencial del Frente Amplio está hablando estrictamente de "la posición filosófica e inteligente" del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva.

En realidad, Mujica dice que a la pareja gobernante de la Argentina no quiere darle consejos ("¿quién soy yo para hacerlo?"), pero no cree que compartan el mismo sendero: "Es que no sé cuál es la ideología de los Kirchner. Parece que son progresistas, pero también son peronistas. En Uruguay nos resulta bravísimo entenderlo".

Su intención no era perjudicar al gobierno argentino (de hecho, anteayer, cinco días después de recibir a Enfoques en Montevideo, se reunió en Buenos Aires con la Presidenta), pero así es "El Pepe" y aquí todos lo saben. Porque hace rato que este hombre de 74 años, con pinta de abuelo bonachón y pasado de guerrillero, rompió con aquella máxima que indica que para sobrevivir hay que ser políticamente correcto.

Es frontal, polémico, sanguíneo. Uruguayo por donde se lo mire y enrolado en la izquierda por donde se lo escuche, aunque no tanto como para quedar pegado a ciertos dogmas. "Si por izquierda se entiende defender una fuerte intervención del Estado y una fuerte tendencia estatizante, yo no tengo nada que ver con eso", sorprende durante el diálogo, en el que admite que le pidió a su candidato a vicepresidente, Danilo Astori, que se encargue de la economía si llegan a ganar las elecciones "como un gesto para decirle al establishment : política sin barquinazos, sin cambios bruscos ni nada por el estilo".

Es tanto el hombre de campo, sencillo y rústico, que sigue viviendo en una modesta chacra a 20 minutos del centro de esta capital, como el dirigente que en los años sesenta eligió la lucha armada como miembro de los Tupamaros, estuvo preso catorce años, fue torturado y hoy está cada vez más cerca de convertirse en el próximo presidente de su país como sucesor del también frenteamplista Tabaré Vázquez.

Mujica lidera hoy las encuestas con un 45% de intención de voto. Hace un mes, parecía no poder evitar el ballottage con Luis Lacalle, su rival del Partido Nacional, que ya fue presidente de Uruguay entre 1990 y 1995. Este "Pepe" que puede convertirse en el primer presidente de América latina con pasado de guerrillero es el mismo que está ahora en el enorme quincho ubicado a pocos metros de su casa, que parece salido del túnel del tiempo por las fotos del "Che" Guevara y de Salvador Allende con Pablo Neruda.

El candidato, vestido de entrecasa y acompañado por muchos de sus amigos y por su esposa, la senadora Lucía Topolansky, una ex militante tupamara con fama de intransigente, dice que se arrepiente de los hechos violentos que protagonizó como guerrillero, aunque aclara que "la violencia, en Uruguay, fue muy justificada". Y advierte: "De lo que me tengo que arrepentir de la lucha armada es de que este pueblo se comió 16 años de dictadura y no la pudimos sacar a patadas".

Aun así, Mujica admite que sus 14 años de prisión cambiaron algunas de sus ideas y le hicieron pensar, por ejemplo, que "hay que pelear por los derechos humanos de los que están vivos" y que "no quiere militares viejos presos". Algunas definiciones por las que en la Argentina seguramente sería considerado cómplice de los represores. "Me interesa la verdad, pero, ¿las sociedades se bancan eso? La Justicia tiene un hedor a venganza de la puta madre que lo parió", señala.




-Usted dijo: "No tengo pinta de presidente. Los presidentes pertenecen a otra clase o se suben a otra clase". ¿Qué tipo de presidente imagina será si gana las elecciones?

-Soy un tipo común y corriente. De los que caminan por la calle. Hay un estereotipo de presidente y la gente tiene en la cabeza un modo de ser que no encaja en lo que yo soy.

-Más allá de los estereotipos, es cierto que muchas veces los presidentes terminan encerrados, alejados de la gente.

-La soledad del poder. Eso es una plaga. Y un peligro. Pero lo peor es quedar rodeado de alcahuetes. De los que le dicen que todo está fenómeno.

-¿Usted no tendrá alcahuetes alrededor?

-Voy a tratar de darles pelota a los que discrepan. Y de escuchar a los heterodoxos. Mire: si la democracia existe, la forma que más la representa es la oreja, no la lengua. Paso mucho tiempo escuchando gente por ahí, por cualquier lado.

-¿Su triunfo representará un giro a la izquierda del Frente Amplio? ¿Su gestión estará más a la izquierda que la de Tabaré?

-No lo definiría como más a la izquierda, sino en la línea de él. Si por izquierda se entiende una fuerte intervención del Estado y una tendencia estatizante, no tengo nada que ver con eso.

-¿No es lo pensaba tradicionalmente?

-Yo soy más libertario que estatista. Me inclino por otro lado. Y no soy muy amigo de la burocracia ni nada por el estilo. Mis ideas socialistas están muy impregnadas por los fenómenos de autogestión, pero no confundo el poder del Estado.

-Me llama la atención que usted no hable de un Estado más fuerte mientras Lacalle, su principal adversario en las elecciones y con un perfil liberal, casi diga lo contrario.

-Ha pasado la onda expansiva por la que el mercado era la nueva religión y lo arreglaba todo. El péndulo está un poco de vuelta. Tampoco estamos en 1960, cuando el Estado se tenía que meter en todo. Estamos por un equilibrio. El Estado tiene que intervenir, sobre todo para forzar al reparto social. Porque tienden a quedar bolsones que el mercado no los arregla y que después terminan saliendo mucho más caros. Tal vez los problemas de seguridad que tenemos hoy son consecuencia de problemas sociales que hace 15 años que no arreglamos, por lo menos en parte.

-Su candidato a vicepresidente, Astori, representa el sector más moderado del Frente Amplio, y usted dijo que quería darle el manejo de la economía si llegan a ganar. ¿Es un gesto al establishment , que todavía lo mira a usted con desconfianza?

-Sí, claramente. Un gesto como para decirle al establishment : política sin barquinazos, sin cambios bruscos ni nada por el estilo.

-¿Mantendrá la política económica que lleva adelante Tabaré?

-Sí, y con una previsibilidad medible. Nada de aventuras. Eso lo que el queremos transmitir. La Constitución marca que el vicepresidente tiene que ser presidente del Senado, y desde ese punto de vista tendría que negociar con el parlamento. Sin embargo, Astori es buenísimo para manejar la economía, pero no es bueno para negociar en el Senado. Esto lo he charlado con él. Lo que demostró que camina fenómeno, vamos arriba.

-¿Los empresarios sienten desconfianza hacia usted, pese a estos gestos?

-Sí, no creo que sean todos, pero es natural que haya algunos que desconfíen. Tienen que desconfiar porque tienen que cuidar la plata.

-¿Cómo los piensa conquistar?

-Con paciencia... [Se queda reflexionando.] Pero no los tengo que conquistar porque no voy a ganar con el voto de ellos. A los empresarios los precisamos para que sean empresarios, para que trabajen, para que multipliquen los bienes. Después, que voten a Magoya. Es lo de menos.

-Los críticos del Frente Amplio dicen que ustedes hablan de la posibilidad de llamar a una asamblea constituyente porque quieren reformar la Constitución para reformar el concepto de la propiedad privada. ¿Es así?

-Eso fue una tomadura de pelo que les hice porque acá hay un personaje de la política que se llamaba Wilson Ferreira Aldunate, que lo usaban para barrido y fregado. Entonces yo les dije: "Voy a resucitar el programa de Wilson, Mi compromiso con usted", que decía que no se podía tener más de 2500 hectáreas de tierra. Ja... ¡Pa´ qué!

-De todas formas, aunque lo haya dicho en broma, ¿cree que hay que reformar la Constitución? ¿En qué aspectos?

-La Constitución merece reformarse, pero no gastaría pólvora en chimangos si no hay acuerdo con la oposición: una cosa es reformarla y otra es tener una guerra interna. No vamos a partir el país por cambiar una letra a la que después le damos pelota más o menos. No creo en el progreso manuscrito.

-¿Qué cosas reformaría?

-Por ejemplo, soy unicameralista para un país como el Uruguay. Y tenemos un año de elecciones. Ahora, después de estas del 25 de octubre, vienen las municipales. ¡Nos pasamos un año y pico haciendo elecciones! Es una barbaridad.

-¿Y una reforma agraria?

-No, puede ser un tema que habría que discutir si se pone un tope a la propiedad de la tierra. Es un bien no reproducible que está ahí. Muchos países lo tienen y no son nada socialistas.

-Usted dijo alguna vez que el Mercosur le daba fiebre. ¿Qué se puede hacer para que el bloque funcione como tal y deje atrás esas diferencias que son tan tradicionales?

-El Mercosur está excesivamente fenicio. Arrancó con una visión demasiado comercial y tiene dificultades porque los grandes países durante mucho tiempo van a tener que seguir vendiéndole al mundo. ¿Quién se va a comer la agricultura argentina acá? ¿O la brasileña? Ni locos. Y dejamos en el tintero otras cosas. Por ejemplo: ¿no vamos a integrar la inteligencia, la cultura? Fíjese en los programas universitarios. De acá se va un ingeniero a España y trabaja. Pero un profesor argentino no puede venir a dar clases al Uruguay. Estamos locos. Hay una cantidad de cosas para arreglar. Pero si no integramos la inteligencia y la cultura, lo demás tiene patas cortas.

-¿Le preocupa el papel de Hugo Chávez?

-El problema que tiene Chávez es que habla demasiado. Hay que hablar menos.

-Casi como Fidel Castro, ¿no?

-No, pero Fidel es mucho más sabio.

-Más allá de cuánto habla, se le cuestionan sus avances contra la libertad de expresión, la educación, la propiedad privada. ¿Cómo se lleva usted con la peor faceta de Chávez?

-Eso va a durar un tiempo. Le tengo simpatía porque él está dando respuestas sociales a mucha gente pobre. Es un país de locura.

-¿Y si las formas no son las mejores?

-No son las más puras ni cosa que se les parezca, pero había gente que tenía una forma más pura y se robó todo. Venezuela debe de ser uno de los países más robados de la Tierra.

-Por lo visto, si es elegido, piensa mantener y profundizar la relación con Chávez.

-Para nosotros, tiene importancia. Somos dependientes del petróleo. Y Venezuela importa tres veces toda la leche en polvo que produce Conaprole [Cooperativa Nacional de Productores de Leche]. En cuanto al manejo de ciertas cosas, yo a él le dije: "Mirá que vos no construís ningún socialismo. Acá te va quedar una burocracia que sabés lo que es, ¿no?"

-¿Y qué le contestó Chávez?

-¡Qué quiere que me diga! Yo no lo voy a convencer. Yo le digo lo que pienso.

-Si gana en octubre, ¿qué tipo de relación tendrá con los Estados Unidos?

-Yo tengo que ser especialista en relaciones con América latina. Y Astori tiene que ser especialista en donde hablen en inglés.

-¿Se va a repartir así el gobierno?

-Sí. En China puedo tener mejor relación porque estuve allá en la época de Mao y la conozco. Pero Estados Unidos es muy importante como para darse el lujo de ignorarlo en una pequeña república. Y menos, tener prejuicios. Para qué sirven los prejuicios si no dan resultados prácticos.

-Algunos medios uruguayos sostienen que usted sigue la estrategia de Lula para ganar las elecciones en Brasil: moderar sus posturas más radicalizadas para atraer el voto de la clase media. ¿Es realmente así?

-No es que yo trate de moderar. Hay una posición filosófica e inteligente de Lula, que es tratar de negociar los conflictos, resolverlos por la vía de la negociación. Si no se puede 100, consiga 20, pero consiga algo. No estancarse en una lucha indefinida de confrontación que al final le cuesta mucho y termina perdiendo mucho más. Evitar la confrontación y tratar de desembocar en una negociación. Como método, es lo más económico en esfuerzo para la sociedad entera. Porque cuando se está en el gobierno, también hay que mirar cómo se incide en el resto de la gente. No hay derecho a amargarle la vida a muchísima gente por lo que a uno se le ocurre en el gobierno.

-¿Usted entonces se ve más reflejado en el espejo de Lula que en el de Chávez?

-Creo que sí. Da mucho más resultado esa política de negociación. Atempera más.

-En su caso, ¿no es sólo una estrategia para conseguir más votos?

-Yo estoy convencido. En el arte de gobernar, hay que evitar la confrontación todo lo que se pueda. Y negociar cuarenta veces. Lo he dicho por el lío que tenemos con Botnia. Si yo hubiera estado de canciller en la Argentina, me habría sentado frente a la embajada uruguaya en Buenos Aires y me la pasaría llorando, llorando y llorando.

-Y el presidente Tabaré, ¿no pudo o no quiso haber solucionado el conflicto por Botnia?

-Tabaré es un enamorado de la dignidad. Y en los valores que tiene, negociar mucho, insistentemente, sería como perder la dignidad del país.

-No es de sentarse a llorar, como usted.

-No, claro. No encaja con la psicología de él. Yo lo entiendo perfectamente, pero hay cosas que no se le pueden pedir a Tabaré.

-¿Y qué haría usted para solucionar el conflicto si llega a la presidencia uruguaya?

-Una cosa parecida. Negociar, negociar y negociar. Hasta que resulte insoportable. [Se ríe.]

-¿Una de sus primeras medidas sería respecto de este tema? ¿Qué haría para que se desbloqueen los puentes entre los dos países?

-Alguna cosa habría que hacer, pero hay que tener la habilidad de pedir lo que le pueden dar. Nunca se acorrala a un gobierno. Porque si lo acorralo, no le dejo capacidad de maniobra.

-Pero si los Kirchner son aliados de ustedes, ¿por qué ellos tienen una postura tan contemplativa respecto de los piquetes?

-Y yo qué sé... Están encalacrados [ N. de la R.: atrapados, en portugués] ahí.

-¿Pero por qué no producen algún gesto?

-No quiero decir lo que pienso sobre los piquetes porque pasado mañana hay que arreglar. Hay que arreglarlo dándole una salida a Gualeguaychú y a los intereses que están ahí.

-¿Botnia está trabajando con eficacia en la protección del medio ambiente?

-Menos mal que el medio ambiente lo cuida Botnia. Si lo tuviéramos que cuidar los uruguayos y los argentinos, ¡pobre medio ambiente! [Risas.] Los finlandeses son serios, pueden ganar mucha plata ahí y no van a cometer la estupidez de pudrir un negocio brillante por agredir el medio ambiente. Son más inteligentes que nosotros.

-¿Qué le parece el gobierno de Tabaré? ¿Es el que usted imaginaba?

-Y... bastante bueno para la incertidumbre que tuvo que sortear. Pagó un precio. Tuvo que juntar todo el peso político en un gabinete para que no se le escapara nada. Y no se le escapó nada, pero se le fosilizó la estructura política. Ningún gobierno se debe comer el partido porque, si lo hace, se come la utopía. El partido es lo único que queda. Y hay que pelear por salvarlo. El partido tiene defectos y tiene errores, pero hay que trabajar para que los supere, para que tenga autoridades internas, para que tenga justicia interna, filtros, para que pueda escupir lo que no sirve. Si no, caemos en los tipos iluminados.

-Los Kirchner tienen un estilo duro, de no dialogar, no negociar. Usted, que cree mucho en la negociación, ¿qué consejo les daría?

-¡Qué le voy a dar consejos! ¿Usted está loco? ¿Quién soy yo para darles consejos! [Risas.]

-Quizá como un hombre con cierta afinidad ideológica...

-Es que yo no sé cuál es la ideología de los Kirchner, sinceramente, no sé.

-¿No se supone que son de centroizquierda, progresistas?

-Parece que son progresistas. Pero son peronistas también. Y para entender acá en el Uruguay nos resulta bravísimo.

-En la Argentina, a veces, también?

-El peronismo es un fenómeno sentimental. Usted encuentra toda la fauna ahí. [Risas.]

-¿Por qué cree que la Argentina es un país en el que cuesta tanto llegar a los acuerdos políticos, donde no se pueden definir políticas de Estado y en el que quien llega al gobierno barre con lo que hizo el anterior?

-Porque no deben de tener ningún proyecto de futuro. Viven demasiado en el presente. Tienen una crisis de utopía. Nosotros corremos riesgos y vamos a terminar arrollados por [Marcelo] Tinelli. Por eso yo estoy planteando acá la propuesta de hacer un país más inteligente.

-¿En qué consiste?

-Que en los próximos 15 años no quede un sólo muchacho sin formación terciaria. Después nos pelearemos en veinte cosas, pero transformar eso en una política de acuerdo nacional. La materia prima fundamental está en el balero.

-¿Qué es el poder para usted?

-Es una novia escurridiza, que nunca se tiene porque cuando la aprieta, se le escapa. Lo que pasa es que el hombre es un bicho muy vanidoso. Sólo tenemos pedazos de poder.

-Pedazos con los que usted tendrá que lidiar seguramente si llega a la presidencia.

-Hay que tratar de compartirlo. Hoy, el poder tiene mucho que ver con construir equipos. Evitar los hombres providenciales y los que se las saben todas. Cuando un tipo importante se va, que quede gente que lo supere. Un buen gobernante vale mucho más por lo que deja para que hagan, que por lo que hace. Si no, no hay continuidad.

-He leído algunas declaraciones suyas que me llamaron la atención, como cuando dijo que hay que pelear por los derechos humanos de los que están vivos y de los que están desapareciendo hoy. Por decir algo semejante, en la Argentina lo habrían acusado de haberse vendido a la derecha.

-Tengo el defecto de decir lo que pienso y a veces me cuesta dolores de cabeza. A los tres o cuatro días de salir de la cárcel, dije un discurso en el que afirmé que no creía en ninguna forma de justicia humana. ¡Pa´ qué! Me dijeron de todo. Hasta hoy lo creo. El ser humano, para poder convivir en sociedad, tuvo que inventar la Justicia porque, si no, sería la ley del Talión. Pero eso de la imagen de la Justicia, una vieja con unos platillos de la balanza... ¡Yo qué sé! Es cierto que necesitamos algo que transe, que nos juzgue.

-Usted también dijo que no cree en los militares viejos presos.

-Sí, yo no quiero tener viejos presos. Viejos de 75, 80 años... Pero no sólo los militares, ningún preso a esa edad. Hay algunos viejos que están ahí presos, que Dios me libre...

-¿Y cómo se saldan esas cuentas del pasado en materia de derechos humanos?

-No sé. Entiéndame: soy un hombre que estuvo mucho preso. Mi punto de vista puede estar viciado por conocimiento de causa.

-En la Argentina todavía tenemos ese debate entre quienes quieren revisar a fondo todo lo que pasó y quienes dicen hay que hacer un punto final y mirar hacia adelante.

- Yo quiero saber la verdad, pero en la Justicia no creo un carajo.

-¿Y cómo se llega a esa verdad, entonces, si no es a través de la Justicia?

-En lo personal, he pensado: si me dicen la verdad, te conmuto la pena. Si lo que me interesa es la verdad. Pero, ¿las sociedades se bancan eso? Porque la Justicia tiene un hedor a venganza de la puta madre que lo parió. Y tengo la conciencia de que lo que pasé no me lo va a devolver nadie. Tengo que cargar con eso como una mochila, una cicatriz, como si uno hubiera tenido un accidente, una enfermedad.

-Usted apostó a la lucha armada para llegar al poder y conseguir cierto tipo de sociedad y ahora está a punto de conseguirlo, pero lo podrá hacer por los votos. Lo habrá pensado más de una vez, ¿no?

-Lo que pasa es que por la vía armada tampoco llegábamos a la tierra prometida. Ahora tampoco. Los dos momentos tienen una cosa en común.

-Ahora está mucho más acompañado.

-Seguro, y es mucho más liviano, pero uno ya no se propone cambiar el mundo.

-¿Qué se propone?

-Subir un par de escalones. Después, otros van a seguir.

-¿Una etapa más reformista que revolucionaria?

-Francamente, sí. Hay que hacer reformas positivas, pero que no se agoten con uno.

-¿Qué es hoy ser revolucionario, a diferencia de los años sesenta o setenta?

-[Se toma unos segundos] Tener una sensibilidad grande hacia los problemas sociales. Me siento apuntalando cosas que son revolucionarias. Lo he hecho tranquilamente en todos estos años. Debe de haber unos 3000 trabajadores que están tratando de mandarse a sí mismos.

-¿Experiencias de autogestión?

-Sí, las he apuntalado en todo lo que he podido. Porque ser jefe de uno mismo debe de ser lo más difícil. Cuando la gente se acostumbró a que le paguen todos los meses, a tener una rutina, a cumplir un horario y después, "chau, a mi casa".

-¿La revolución de hoy es cambiarle la vida cotidiana a la gente, el día a día?

-No se puede intentar agarrar el poder cuando no se sabe lo que se va a hacer con él. Y los trabajadores no pueden agarrar el poder porque son dependientes. Ese es un factor que no lo medíamos hace 40 años. Porque después le sale un engendro que es la burocracia.

-¿Qué extraña de esos años de militancia en el movimiento Tupamaro?

-Se extraña la militancia. Uno era más joven y siempre se tiene la añoranza de los años frescos del cuerpo. Pero se puede y vale la pena mejorar el mundo. No hay una salida apocalíptica, de un día para el otro, o que llegamos y tenemos un desfile o un arco del triunfo. Es una escalera interminable donde vamos subiendo escalones, aprendemos algo, dejamos algo, y otros siguen, y así sucesivamente. Es un camino sin fin. El día que creamos que hemos llegado, estamos fritos.

-¿De qué se arrepiente de esos años en que usted tomó las armas?

-De lo que más me tengo que arrepentir de la lucha armada es de que este pueblo se comió 16 años de dictadura y no la pudimos sacar a patadas. [Se ríe.] Ahí fallé como militante.

-La lucha armada fue un fenómeno no sólo uruguayo, pero ¿no pensaron en otra vía?

-Había una especie de modelo, con la conquista del poder para construir una sociedad sin clases, pero resulta que le aparece el monstruo de la burocracia que le come todos los ideales. Y lo revolucionario desemboca en estos burócratas acomodados. Es el mundo de la desilusión.

-No hablamos de que esa lucha estuvo asociada con la violencia, con la muerte. ¿Se arrepiente de haber elegido ese camino?

-Sí, claro. Pero usted está en Uruguay, no en la Argentina. La vida humana acá siempre... A nosotros nos dicen guerrilla, pero tenemos mucho de movimiento político con armas. Y la violencia en Uruguay fue muy justificada. Las barbaridades que pasaron en otro lado, acá no...

-¿Justificada por qué? ¿En qué sentido?

-Nosotros, en las operaciones discutíamos? Hemos perdido vidas porque la consigna era que no fuera cruento, que no hubiera hemoglobina. El más preocupado por eso era el viejo compañero Sendic [Raúl, uno de los fundadores de los Tupamaros], que decidía el encuadre político de las operaciones. En otras partes de América, la vida humana valía menos que la de un perro.Nosotros cometimos algunos disparates porque tuvimos desviaciones militares.

-La hago una pregunta difícil: ¿a usted le tocó matar a alguien en esos años?

-No, a mí no. No le pegué [Se ríe.]




Mano a mano

¿Podrá Pepe Mujica? En todo caso, ¿podrá Uruguay elegir presidente a un hombre poco convencional, con un pasado violento y un presente moderado? Sería otra muestra de tolerancia en un país que ha hecho de la tolerancia una marca registrada. Sea como fuere, es un personaje distinto. De una extrema sencillez, con mucho carisma y con una espontaneidad que le puede traer muchos problemas, internos y externos. No lo imagino como dirigente en la Argentina, donde seguramente tendría problemas con los Kirchner y con la izquierda más ortodoxa por su postura respecto de los derechos humanos. Me costó llegar hasta él no porque sea difícil entrevistarlo, sino justamente por lo contrario: tiene una disposición tan amplia a reunirse con cualquiera que no hay agenda que resista. Pudo comprar el "Pepemóvil", la camioneta usada con la que recorre el país, gracias a lo recaudado para un asado en su famoso quincho, a 200 dólares el cubierto. ¿Cómo imaginar algo parecido entre los candidatos de nuestro país? Da la impresión de que se transformó en un pragmático que no vendió su alma al Diablo. Y de que trata de explotar su costado menos beligerante. Por eso me sorprendió que accediera a hablar con tanta franqueza de su etapa tupamara, aun con sus contradicciones. "La violencia fue muy justificada", es una frase tremenda, por más que haya reconocido "disparates" y que haya mostrado arrepentimiento por aquellos tiempos sangrientos. Pude entrevistar a otros ex líderes guerrilleros, pero eran argentinos. Nunca los noté arrepentidos de nada.


Tres razones para escucharlo

1.- Cerca de la meta
Lidera las encuestas y puede llegar a convertirse en las elecciones del 25 de octubre en el sucesor de Tabaré Vázquez, con una personalidad totalmente distinta y una militancia en el sector más radicalizado del Frente Amplio.

2.- De la violencia a la paz
Pasó de la guerrilla más dura a esta versión pacificada, en la que admite que la cárcel lo cambió y que se arrepiente de los hechos sangrientos. Quiere que se conozca la verdad, pero no cree en la Justicia.

3.- Continuidad
Dice que mantendrá la política de Tabaré. Se muestra pragmático al hablar del conflicto por Botnia y, sobre todo, al anunciar que buscará llevar tranquilidad al establishment económico, en una gestión sin "barquinazos".


En clave personal

Tiempo libre. "¡Qué voy a tener tiempo libre! Pero cuando puedo me subo al tractor y recorro el campo. Es mi forma de desconectarme y de recuperar fuerzas."

Fidelidad. A José Mujica lo sigue, a sol y sombra, Manuela, una perra de raza difusa pero de una fidelidad asombrosa, que tiene amputada parte de su pata delantera izquierda, algo que no le hace perder movilidad. "Una vez ella iba y venía por el campo cuando la atropellaron unos perros, se descuidó y la agarró una disquera. Tengo, además, cuatro labradores."

Lugar. "Si gano las elecciones, voy a seguir viviendo en la chacra. Pero no voy a poder ir a trabajar en moto, como hacía cuando asumí como diputado. Es que ya estoy muy veterano. Iré en un autito."

Traje. "Me puse traje para ir a visitarlo a Lula, pero estoy a la moda: lo uso sin corbata. No fue la única vez que me vestí así. También cuando vino Fidel Castro."

Mujeres. "Hace poco dije que no sabía si Cristina Kirchner iba a poder (gobernar), porque no sé si en la Argentina le dan mucha pelota a una mujer. ¿Usted me pregunta si mi esposa gobernará conmigo, como hacen los Kirchner? No, mi mujer es la que manda. Ella me manda a mí."

Pareja. Mujica y Lucía Topolansky están juntos desde que se conocieron, en 1967. Se casaron en 2005 y no tienen hijos.

Encierro. "En la cárcel me hice panteísta. Siempre me gustó la naturaleza, pero una de las formas de combatir la soledad es tener algo vivo. Por eso en el calabozo descubrí que las hormigas gritan. Se las pone al lado de la oreja y va a descubrirlo. Llegué a tener 8 o 9 ranitas. Le ponía un vasito y se bañaban. Y unas ratas que venían a las dos de la mañana a comer pan."

© LA NACION

jueves, 3 de septiembre de 2009

La honestidad que nadie defiende.

Ruperto Long no defiende la honestidad del gobierno de Lacalle.
Gandini no defiende la honestidad del gobierno de Lacalle.
Larrañaga no defiende la honestidad del gobierno de Lacalle.
Lacalle no defiende la honestidad del gobierno de Lacalle.
¿Significativo?

Lo que estos cuatro socios dicen a coro es: “En el Frente Amplio también hay corrupción”.
El efecto buscado está claro: no hay opción honesta, ustedes y nosotros somos igualmente indecentes.
Se equivocan, en el Frente lo que puede haber es corruptos escondidos.
Los que estén haciendo la suya, que debe haberlos, están ocultos sabiendo que serán tratados como lo que son: traidores.
Si los descubren, no sólo tienen que enfrentar a la justicia, sino el repudio público de toda nuestra fuerza política. Y no andamos con medias tintas: el que se haga el vivo está afuera y bailando en menos de lo que canta un gallo.
Y si son acomodos chicos, tanto peor. A nada le tememos más que a la corrupción hormiga
Podremos pedir tolerancia o piedad para cualquier error que nuestra gente cometa en el gobierno, pero no para las prácticas oscuras de usar el Estado en beneficio propio.
En el Frente Amplio, con la decencia no se juega.
Está en el alma del partido, es casi su razón de ser, es un pacto explícito entre todos los dirigentes de todos los grupos.
Y no vamos a aflojar. Si lo hubiéramos hecho, luego de 20 años ininterrumpidos de gobernar Montevideo, la Intendencia sería de nuevo aquella cueva de ladrones y parásitos que con tanto esmero construyeron los partidos tradicionales.

En resumen: este ha sido un gobierno honesto porque no ha tolerado la corrupción.
Desde marzo estoy esperando escuchar esta misma sencilla frase, atribuida al gobierno de Lacalle.
La escribo yo, por si alguien quiere firmar al pie:

”Lacalle es un gobernante honesto”.

viernes, 21 de agosto de 2009

La política es un oficio cruel.

Mi amigo Freddy Nieuchowicz Abramovich (Orlando Petinatti).
Jorge Larrañaga es una buena persona pero no es la virgen María.
Hace un par de meses todo el país lo escuchó hacer las más graves insinuaciones sobre la condición moral de Lacalle: dijo, nada menos, que Lacalle no podía mirar a los ojos a la gente. Es decir, que debía bajar la mirada: supongo que avergonzado por la deshonestidad que muchos blancos se han cansado de imputarle en los últimos años.
Pero después cayó en un estado de amnesia total sobre el asunto y ahora junta votos para quien despreció públicamente.
Por haberlo visto practicar estas piruetas, es que no le creo cuando pone esa cara de terrible ofensa por mi salida, medio guasa, de que estaba haciendo trabajo de perro faldero cuando me atacaba.
La política nos obliga a todos a tragarnos sapos, pero algunos sapos tienen peor sabor que otros.
Si el Dr. Larrañaga puede digerir ese enorme sapo es porque tiene un estómago de fierro. Casi toda su carrera política se construyó sobre la idea de que venía a limpiar al Partido Nacional de las vergüenzas que había adquirido en el gobierno de Lacalle.
Fue una hermosa tarea: era el partido de Wilson y de Aparicio volviendo a la más sagrada de sus consignas: "El gobierno es dignidad arriba y regocijo abajo". Con un subrayado en “dignidad arriba”. O en palabras del propio Larrañaga: “Soy un hombre de palabra, la empeño en cada obligación que asumo, la cumplo con hechos. Puedo errar porque soy un ser humano pero no esperen de mí ni traición ni desviaciones éticas que no nos incumben a la historia de mi partido”.

Lo dijo el 24 de junio. No han pasado dos meses y Larrañaga ha arriado por completo la más importante de sus banderas. Es una lástima, es un hombre joven y podría haberse preservado para seguir haciendo contribuciones a la decencia del sistema político, que tanto se necesitan.
En política es inevitable pelearse y amigarse por muchas cosas. Lo hacemos todos los días en las internas y en las externas. Pero cuando se trata de la honradez, no hay espacio para hacer equilibrio sobre un alambre.
En lugar de decirle a Larrañaga “perro faldero”, debí decir de primera todo esto. No fui tan valiente, quise jugar un poco al vivo que dice sin decir y está visto que no me sale bien. Por lo que lo pongo acá con todas las letras: Dr. Larrañaga, es una desilusión que haya aceptado acompañar a Lacalle.

sábado, 11 de julio de 2009

Danilo no es segundo de nadie.

Yo y Danilo...
Mis fundamentos para proponer a Danilo en el plenario

Nos juntamos aquí para cumplir al pie de la letra con la resolución del último congreso del Frente Amplio.
Y esa resolución dice que son ustedes los que eligen al vice de la fórmula.
Yo y Danilo podremos hacer todos los acuerdos que se nos antojen y fotografiarnos en los diarios, pero si ustedes no dicen que sí, vamos a tener que guardar las fotos que ya nos sacamos de recuerdo.
Así es nuestra democracia frenteamplista: ustedes mandan y si a los dirigentes no nos gusta, a llorar al cuartito.
Otros la tienen más fácil, cocinan la fórmula en secreto y, cuando las cámaras de televisión están prontas, ¡zas!, el vice repentinamente acepta la oferta y todos se emocionan y lloran. Es la telepolítica.
Nosotros somos anticuados: nos reunimos de a cientos, proponemos y votamos.
Así que les voy a leer la moción de la mesa política:
“Se propone al compañero Danilo Astori como candidato del Frente Amplio a la vicepresidencia de la República”.
Tiene la firma de todos los sectores políticos que integran la mesa y de los representantes de las bases.

Me toca fundamentar esta propuesta y de verdad no sé cómo hacerlo. Me viene a la cabeza aquella consigna de nuestra juventud: “Obreros y estudiantes unidos y adelante”. Algunos creyeron que eran palabras al viento. Le erraron, era una idea poderosa, la idea que se abrió paso en la historia y nos trajo en andas hasta el gobierno.
Eso somos, eso es el Frente Amplio, una síntesis del esfuerzo y la cultura.
Somos el punto de encuentro de la sensibilidad social y la inteligencia, y esta fórmula presidencial de Danilo más Pepe lo expresa con toda claridad.

¿Qué más puedo decirles para fundamentar la propuesta?
Sinceramente, habría que estar un poco mal de la cabeza para no querer a Danilo en la fórmula.
Si fuera por mí, hubiera redactado la moción de otra manera. Hubiera puesto algo así como: “Se propone para vice a nuestro mejor compañero” y no habría ni necesidad de ponerle el nombre.
No hace falta hablar del currículo, no hace falta hablar de la trayectoria, ni hace falta hablar de su compromiso frenteamplista.
No hay nadie aquí que no le tenga respeto y admiración. Empezando por mí.
Me tocó la tarea de ganarle la única carrera que puedo ganarle: la de conseguir un puñado de votos más. En todas las demás hubiera perdido lejos.
Siempre supe que hubiera perdido la carrera de la inteligencia, o la carrera de la formación. Ahora también sé, que hubiera perdido la carrera de la generosidad. Porque al aceptar mi propuesta sin condiciones, me dio una lección más.

Si ustedes aceptan la propuesta de la mesa, Danilo va a ser nuestro vice.
Y yo agrego: ¿vice?, ¡nada! Porque vice es como segundo y Danilo no es segundo de nadie.
Lo queremos para que sea primero a medias conmigo. Para que nos mejore el cuadro. Para que protagonice el gobierno.
Con Danilo, compañeros, el partido está robado.

Así que compañeros, no se me hagan los difíciles y voten la moción a cuatro manos.

Y a vos Danilo, gracias por adelantado.
En nombre mío, del Frente Amplio y de todos los uruguayos.
Tipos como vos hay muy pocos.
Vas a ver que juntos, rompemos los relojes, juntos nos comemos la cancha.

Danilo, camarada del alma, ¡Vamos arriba! ¡Juntos!

miércoles, 8 de julio de 2009

La decencia es un tema político.

Ejemplo de indecencia política...
La semana pasada invité a los blancos a comprometernos a luchar juntos contra dos amenazas a las inversiones: el infantilismo de izquierda y la corrupción en el gobierno.
Me temo que no les gustó porque sólo recibí descalificaciones.
Voy a insistir porque no se trata de un asunto menor.
Empiezo por las cosas en las que yo puedo ayudar: me comprometo a seguir trabajando para que la izquierda tome cada vez más distancia de algunas inercias ideológicas que nos vienen de los años setenta. Me refiero a cosas como el amor incondicional a todo lo estatal, el desprecio por los empresarios o la maldad intrínseca de los EE UU.
Si quieren lo grito: ¡abajo los esquemas!, ¡arriba la izquierda que es capaz de pensar afuera de la cajita!
En otras palabras, estoy recontra curado de las simplificaciones, de la división del mundo en buenos y malos, del pensamiento en blanco y negro. Arrepentido, si quieren.
Ahora pregunto: ¿están los blancos curados de las prácticas políticas que los llevaron a manchar su reputación? ¿Han cambiado los criterios que usaban para elegir a los directores de las empresas públicas o los mandos intermedios del Estado?
Lo que todo Uruguay sabe no se arregla pidiendo “no debatir sobre el pasado y hacerlo sólo sobre el futuro”. En el futuro todos somos la Madre Teresa.
Es cínico pedirle a una sociedad que disimule saber lo que sabe. Que es lo mismo que apareció en todos los diarios en su momento y lo mismo que se dijo en radio Sarandí hace tres semanas.
De esto no se sale con silencio.
Se sale aceptando los errores y explicando por qué no se van a volver a cometer. Especialmente, comprometiéndose a abandonar la costumbre de pagar con cargos en la administración los votos que arriman los operadores.
Por ese camino, más de un atorrante terminó sentado en sillones con poder y presupuesto, aunque no supiera nada de la tarea y aunque fuera ligerito de manos.
El caso del presidente del Banco de Seguros durante la administración Lacalle, cuyos delitos tanto salpicaron al gobierno, me parece un ejemplo perfecto. ¿Por qué se lo nombró presidente del Banco de Seguros sin tener ningún antecedente de bancos, de seguros, de gerente ni de nada, excepto acarrear votos? Porque tenía una lista propia que en el 89 marcó 7.914 votos. Con eso, menos del 2% de los votos que sacó Lacalle, le alcanzó para cobrar su contribución con el cargo. Cuando Lacalle envió al Senado el pedido de venia para nombrar a este señor, en el currículum adjunto figuraban méritos como haber sido miembro de la Comisión Municipal de Fiestas y funcionario de la Corte Electoral. Es decir que fue nombrado con perfecta conciencia de su incapacidad para la función.
¿Saben a quién designó el gobierno del Frente en ese mismo cargo? A un gerente del banco con más de 20 años de experiencia y que nunca en su vida consiguió un voto.
Pagar con cargos ha sido un mecanismo repetido hasta el infinito por blancos y colorados. La lógica era: cuántos votos arrimás, tanto sillón conseguís.
Por ese camino discurrió durante décadas la corrupción y la desidia en el manejo de la cosa pública. Alimentar las maquinarias partidarias condicionó a todos los gobiernos blancos y colorados. No sólo a Lacalle, también a Sanguinetti y a Jorge Batlle. Todavía recuerdo a este último, siendo presidente, decir que no le gustaban muchos de los directores de empresas públicas que él mismo había nombrado.
Y si no te gustaban, ¿por qué los nombraste Jorgito?
Porque había que pagar deudas políticas.
Y ese era Batlle, de cuya honradez nadie duda.
La decencia y la vocación de servicio son cosas demasiado importantes para sacarlas de la discusión. Podemos discutirlas por “todo lo alto”, como dicen los blancos, pero no se pueden silenciar. Si el tema les duele, de acá a octubre hay tiempo de sobra para reconocer los errores y comprometerse a no repetirlos.
Yo he hecho mi sincera autocrítica y pretendo que se me crea.
Estoy completamente dispuesto a creer la de los blancos, cuando la hagan.

jueves, 2 de julio de 2009

Breve manual para inversores.

El QKO.
Lacalle ha dicho que si él fuera un inversor esperaría hasta saber quién ganó las elecciones y según fuera el resultado invertiría o no.
Estos dichos constituyen una pequeña canallada de campaña electoral.
Nosotros decimos lo contrario: invierta tranquilo ahora que este país va a seguir ofreciendo la estabilidad y la seguridad que el capital requiere.
Todos los actores políticos relevantes somos conscientes de que en este mundo de hoy, hay que ser hospitalarios con la inversión, o el dinero se va para otro lado. Y con el dinero, se van los puestos de trabajo que tanto se necesitan.
Lacalle tiene perfectamente claro que yo he dicho esto en voz bien alta, los legisladores de su partido saben que en el Parlamento en los asuntos de macroeconomía hemos actuado como si fuéramos primos de Ignacio de Posadas, digamos primos terceros, por lo que sus declaraciones sólo pueden entenderse como una jugarreta electoral.
Ya que estamos, quiero recordarle al amigo Luis Alberto que las inversiones más profesionales, las orientadas al largo plazo no sólo piden una economía ordenada y respeto al derecho de propiedad. También se fijan, y mucho, en el rumbo del país, en los esfuerzos que se hacen para mejorar el medio ambiente social, en los grados de serenidad o convulsión, desigualdad o integración que se intuyen en el horizonte.
Si yo fuera inversor –y en una de esas me le animo a un tractorcito nuevo–, me alegraría de poner mi plata en un lugar donde las autoridades están preocupadas porque la gente coma todos los días, eduque a sus hijos y tenga esperanzas.
En este curso acelerado de cómo atraer inversiones, no quiero olvidarme de un factor que las expertos consideran decisivo: el grado de honestidad de la clase política.
Las empresas en serio huyen de los países gobernados por coimeros.
Dicen que Botnia pensaba instalarse en otro lado y que lo hizo en Uruguay porque aquí no tuvo que aceitarle la mano a nadie. Será verdad o mentira, pero es un comportamiento muy representativo de cómo hoy actúa el capital en serio.
Las administraciones donde andan sueltos cientos de tipos con poder, dedicados a hacer la suya, son un veneno para la sociedad. El daño que hacen es mucho más grande que la plata que se ponen en el bolsillo. Veamos si no el ejemplo de hace un tiempo, cuando se usó el poder del Estado para ordenar que todos los autos, creo que 300.000, grabaran números indelebles en los vidrios porque eso evitaba los robos. Los que llevaron adelante la norma estaban arreglados con los que grababan los vidrios, cosa que, todos los especialistas sabían, no servía para nada. Para llevarse una coima de uno, hicieron que la gente gastara inútilmente diez. Este modo de operar, multiplicado por años y multiplicado por miles de dependencias públicas, termina despilfarrando enormes recursos sociales.
A veces dan ganas de poner una ventanilla y pedirles que presenten sus proyectos de afanar al Estado. Si son proyectos delincuentemente solventes, pagarles las coimas directamente y pedirles que dejen sin efecto el proyecto. Sería mucho más barato.
Así que, entre todos, tenemos que mejorar las condiciones para atraer la inversión.
Hay que comprometerse a luchar tanto contra el infantilismo de izquierda como contra las prácticas deshonestas. Yo me comprometo aquí.
Soy todo oídos.

lunes, 15 de junio de 2009

Una de fantasmas, aparecidos y ánimas en pena.

Un fantasma...

Miro un rato de tele y descubro que no sólo estoy nombrado en mis modestos avisos, sino que aparezco con todas las letras en varias cosas de Larrañaga. Parece que el hombre es especialista en exterminar fantasmas y no hay pepe que se le resista.

Si quieren una manito, a las órdenes.

Puedo aparecer en sus avisos, poner cara de lobizón y hacerle “buuuuuuuu” a los que miran.
O si prefieren, puedo decir una síntesis de mi conocida propuesta para el Uruguay: quiero una sociedad de cazadores en taparrabos, sin secreto bancario y gobernada por un cacique demente, que haga huelga de hambre.
Así ahorrarían tiempo en publicidad, porque tendrían reunidas en una sola frase sus tres deformaciones favoritas de mi pensamiento.

Agarrar una frase suelta, no considerar los conceptos que la preceden ni los que la siguen, puede hacerle decir a quien sea cualquier disparate. Sobre todo si sos medio bocabierta, como yo, y estás siempre tratando de que la gente entienda asuntos relativamente complejos como:

1) la dependencia de la legislación interna de las presiones internacionales (secreto bancario);
2) la relatividad cultural de la felicidad humana (la tribu kung san); y
3) los pros y los contras de un estilo presidencial distante, versus los pros y los contras de un estilo de diálogo permanente con la ciudadanía, a través de palabras y gestos, aunque algunos sean medio teatrales (huelga de hambre).

Algunos colegas tienen en este terreno grandes ventajas, porque su tipo de comunicación hace imposible sacarlos de contexto: ¿cómo hacés para deformar una declaración que dice: “bla bla bla bla”? Agarres el pedazo que agarres, siempre es fiel a su pensamiento, siempre dice “bla”.

Un poco menos limpio, todavía, juegan unos muchachos de nuestra propia interna que me relajan sin nombrarme. Proponen “un presidente en serio” y un país que no esté “atado con alambre”. Esto me duele mucho más y no da para bromas.

Me gustaría saber quién les dio el carné de cultura universal y sabiduría infinita. Más que nada, me pregunto dónde aprendieron a despreciar de este modo la inteligencia de los demás.

Yo desafío a cualquier otro candidato a que compita conmigo a ver quién cometió más errores. Le doy ventaja y le gano igual.
Pero si no sos tonto o necio, los errores se transforman en aprendizajes profundos que te marcan para siempre. Así aprendí que la democracia es por lejos el mejor sistema que se ha inventado, así aprendí que no hay atajos al paraíso y así aprendí que la tolerancia no es una virtud de los débiles, sino todo lo contrario.

Cuando le erraste mucho, aprendés a desconfiar de tus certezas y a no avergonzarte de tener dudas. Y ahí es cuando pasás al frente, porque dejás de ser catedrático, te transformás en preguntón y quedás mejor vacunado para futuros errores. Ya lo dije en el Palacio: me gusta exponerme a la inteligencia ajena, a la cultura ajena, a la sabiduría ajena. Cuanto más ajena, mejor, cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.

De saberlo todo, estoy recontra de vuelta y no se lo recomiendo a nadie: es malo hasta para la salud.
Esta es mi única y chiquita sabiduría.

domingo, 7 de junio de 2009

Ideologías eran las de antes.

¡Cómo se extrañan los viejos tiempos cuando entender la sociedad y el mundo parecía un boleto! Si tenías carné de izquierdista entonces la tenías fácil: ¡muera el imperio, arriba el Estado, abajo la empresa privada, gloria a los sindicatos! Pero ahora la cosa está brava y los papeles se te queman cuando el imperio pone a un negro de presidente, o cuando el Estado es pesado y haragán, o cuando la empresa es Botnia o cuando el sindicato es ADEOM.

Por lo que prefiero pensar el asunto en otros términos: izquierda y derecha; hoy y aquí, se corresponden bastante con generosidad y egoísmo. No estoy diciendo que yo sea generoso sino que busco una sociedad más generosa.
¿Te parece que soy un simplificador? Yo no, porque creo que hay bastante más carne en esta manera de definir las cosas que en ponerse a discutir cuánto estatismo necesitamos o cuánto hay que darle la razón a los sindicatos. Algunas sociedades han avanzado hacia la generosidad ampliando los espacios del Estado y apoyándose en los sindicatos, los suecos digamos. Y otras sociedades lo han conseguido agarrando a patadas el Estado que tenían y parándole el carro a los sindicatos, como Nueva Zelanda.

Ni qué hablar de la mezquindad y el privilegio, que han florecido tanto bajo banderas pardas como bajo banderas rojas.
El zurdómetro que yo uso es pragmático, no ideológico, porque sólo es sensible al dolor y a la alegría del bicho humano.
¿Es de izquierda darle la bienvenida con los brazos abiertos a las industrias multinacionales que operan con derivados de la madera? Preguntale a los miles de tipos que directa o indirectamente trabajan ahí. O preguntale a los de la impositiva que les cobran los impuestos. Y al revés ¿es de izquierda bancar por décadas a Pluna con el verso de la soberanía, mientras otras tareas urgentes del Estado se hacían a medias por falta de plata?

Para tomar las decisiones que de verdad tienen consecuencias sobre la vida de la gente, la ideología no te sirve casi para nada. Lo que te sirve es poner a tomar las decisiones a gente inteligente y de buena fe. Y si hay que elegir, yo me quedo con los de buena fe, porque lo que hay que hacer no es demasiado misterioso y hay muchas vidrieras en el mundo en las que fijarse. En cambio la buena fe en los elencos de gobierno uruguayos ha sido la gran ausente durante décadas. No es que fueran burros, es que estaban ocupados en cuidar los intereses personales, familiares y de los amigos. Y más que nada estaban dispuestos a pasar años tranquilos en sillas calentitas, sin pelearse con ninguno de los intereses creados: Dale el gusto hoy a estos y aquellos, reventá los recursos y endeudate mucho, total que se hagan cargo los que vienen después.

El Frente Amplio fue el gran disidente de este modo de encarar la política. Su gente no se había acercado a los partidos para hacer la plancha sino para cambiar el mundo. Muchos descubrieron que la realidad era bastante más dura de pelar que lo que habían pensado, pero ahí están, mejorando las cosas cada día un poquito, tozudamente.
Por eso el Frente Amplio nunca ha sido más frenteamplista que en esta etapa en la que es gobierno. Porque su esencia es la honesta vocación de servicio y es eso lo que está desplegando a rolete.

lunes, 1 de junio de 2009

¡Más populista será tu abuela!

Tu abuela...
Parece que una nueva y terrible amenaza se cierne sobre Uruguay: se llama José Mujica y es portador de un virus tenebroso, el “populismo”.

No exagero; lean los diarios y se van a encontrar con el resumen de la teoría formulada por el economista Talvi, del instituto CERES. Se van a enterar de que en nuestro pobre país hay un tercio de la población que por falta de educación no sirve para nada, sólo aspira a que el Estado les dé todo y por definición votan a quien tiene pinta de ser bueno para hacer llover dinero público sobre sus cabezas.

Un saltito más en la teoría y nos enteramos de que esa manga de inútiles reconocen a sus líderes por lo mal que se visten, lo toscos que son para hablar y la falta de alfombras en sus viviendas.

No nombraron a nadie, faltaba más. Probablemente se referían a Ignacio de Posadas o a Pedro Bordaberry.

Pero como yo tengo manía de persecución y además me gusta hacerme la víctima, se me ha metido en la cabeza que se referían a mí. Por lo que me apuro en contestarle, al economista Talvi, que más populista será su abuela.

Estoy enterado de que en el mundo del análisis político se usa la palabra “populismo” en más de un sentido y que en algún contexto puede considerarse hasta un elogio.

No es a esa versión a la que se refirió Talvi ni menos los diarios.

Dijeron “populismo” en el sentido de todos los días, el que está asociado a políticos más bien baratos, que consiguen votos prometiéndole el paraíso a los pobres y, una vez en el poder, usan al Estado para regalarles un tiempito de prosperidad mentirosa, hasta que todo revienta. Antes, durante y después, ellos viven como bacanes.

A mí que me revisen.

Ese “populismo” es frívolo, cortoplacista y orientado al poder por el poder mismo: le importa un comino el destino de la gente. Nosotros no hacemos más que aburrir repitiendo que el camino que vale la pena es largo y lento de recorrer, que hay que estudiar y que hay que laburar a cara de perro.

¡Dónde vieron estos tipos a un populista que se queje de que en su país se labura poco! ¡Mire que resulté chambón para demagogo!

Que se quede tranquilo Talvi y los periodistas que lo amplifican: estamos bien vacunados contra ese “populismo”. En todo caso busquen entre los blancos y colorados que andan prometiendo peces de colores por todos lados. Tienen larga experiencia en eso de engañar a los pobres prometiéndoles favores personales.

Hay un libro algo viejo de Germán Rama, llamado “El club político”, donde explica con lujo de detalles cómo la red de clubes blancos y colorados opera como un verdadero sistema de ventanillas dedicadas a comprarle votos a los desgraciados, a cambio de la ilusión de un empleo o una jubilación.

Dije bien, dije Germán Rama, el sociólogo de la reforma educativa.

Nosotros no usamos a los pobres. Si los expresamos políticamente, es porque sienten que nos importan y vamos a hacer todo lo posible, de buena fe, para que mejoren. Tal como sucedió en Brasil con Lula.

Populista, nada. Pero que tampoco crean que nos van a correr agitando la palabrita y que vamos a renunciar a empujar en dirección a una sociedad solidaria.

Para ser sincero, creo que esto, y no el “populismo”, es lo que de verdad los preocupa.

domingo, 24 de mayo de 2009

Hoy renuncié al MPP. ¡Viva el Frente Amplio!

Hoy domingo presenté renuncia ante la DIRECCIÓN NACIONAL del MPP. Es decir que dejé de estar obligado a la disciplina del grupo y a sus órganos de dirección.
Mañana de mañana voy a amanecer con una sola camiseta en el pecho: la del Frente Amplio. Ojalá que no haga frío, porque es la primera vez en muchos años que voy a andar tan desabrigado, ¡seguro que voy a extrañar el calor de tanto amigo!
Así es la vida y el que quiere celeste, que le cueste.
Y yo quiero celeste y por tanto voy a pagar los costos afectivos y políticos de dar este paso.
Podría habérmelo ahorrado. No era obligatorio para mí, ni lo es para ninguno de los otros precandidatos, pero prefiero pasarme de rosca si eso ayuda a dejar bien clara la siguiente verdad: no estamos en una competencia de fracciones donde se dilucida el reparto del poder dentro del Frente. Esto es sólo una carrera entre los candidatos, no entre los grupos. Si gano yo, no gana el MPP; si gana Danilo, no gana Asamblea; y si gana Marcos, no gana la Vertiente. Esta interna es sólo el método que la Constitución establece para elegir al candidato único de los partidos que comparecerán en las elecciones nacionales de octubre.
Al día siguiente de terminar este trámite, regresamos a nuestra manera de concertarnos. Regresamos a una tradición según la cual las mayorías no se llevan todo, sino que juntos se construye una resultante, un promedio y una mezcla.
El 49% no se destiñe de sus ideas y agarra el color que le manda el otro 51%. Nace un nuevo color, que es el de todos.
Esa es nuestra historia y así va a seguir siendo.
Porque los dirigentes tenemos claro que el Frente es una alianza policlasista, o no es el Frente. Es una alianza multicultural, o no es el Frente.
En las bases de esta alianza hay gente que la pasa bastante bien y gente que la pasa mal, gente que escribe libros y gente que no terminó la escuela.
Ningún partido exitoso en el Uruguay ha estado hecho de una sola tela. Nosotros tampoco.
Lo que nos une es la convicción de que una sociedad solidaria es mejor que una egoísta, y la convicción de que ese proceso hacia la justicia no es una carrera ansiosa sino una marcha tranquila. Y sobre todo nos une la más propia de nuestras convicciones, que para hacer lo que hay que hacer, se necesita un partido juramentado en la buena fe.
El Frente es ese partido. Es la herramienta que los uruguayos nos dimos para expulsar del poder a una clase política que no reclutaba servidores del Estado, sino servidores de sí mismos. Treinta y cinco años nos llevó forjar este formidable instrumento. Tenemos que cuidarlo como lo que es, una proeza de este pueblo.
En este oficio de la política se camina si uno tiene alma de cebolla y se va envolviendo en una capa hoy y otra mañana. El MLN, el MPP, el Espacio 609 y el Frente Amplio han sido mis capas sucesivas. En cada paso fui dejando parte de mis ideas anteriores y mezclándolas con las de los otros. A veces, porque eran mejores que las mías y a veces simplemente para conciliar y seguir adelante de la mano. Pero por mucho espíritu societario que se tenga, uno siempre sigue teniendo anclas en el club más chico. Te querés con todos, pero unos son hermanos, otros primos y otros sólo parientes.
Yo me salí de ese mapa, borré los círculos concéntricos y me quedé sólo con el círculo que nos envuelve a todos, que es el Frente Amplio. Voy a tener la misma intensidad de vínculo y el mismo compromiso con todos los frenteamplistas, todos igual de compañeros.

lunes, 18 de mayo de 2009

Vamos por otros cinco años con más de lo mismo.

La bandera del FA, TA!!!!!

¿Qué va a pasar si hay un nuevo gobierno del Frente Amplio?
Muy fácil, va a ser más de lo mismo.

En primer lugar, vamos a darle al país cinco años más de manejo profesional de la economía para que la gente pueda trabajar tranquila e invertir tranquila.
Y eso es sólo más de lo mismo.
En segundo lugar vamos a darle al país cinco años más de un gobierno fraternal con los de abajo. Cinco años más de un gobierno que dice: “hermano, vos que estás jodido, y estás jodido hace generaciones, tomá toda esta ayuda, comé mejor, educá a tus hijos, cuidá la salud. Hermano, nos duele no tener la varita mágica para cambiarte toda la vida. Pero de a poco, vamos a ir subiendo la escalera”.

Y eso es más de lo mismo.
Eso es lo que hemos venido haciendo, con todos nuestros defectos y nuestros límites, para mejorarle la vida cotidiana a los que no tienen nada.

Y en tercer lugar, vamos a darle al país cinco años más de nuestra fórmula secreta:
Cinco años más de buena fe y vocación de servicio en el gobierno.
Y eso sí que es más de lo mismo.
Eso sí no se compra en la farmacia.
Es una actitud vital, es una posición frente a la vida.

El Frente Amplio nació como una alternativa a un modo de hacer política dominado por el egoísmo. Los partidos tradicionales se habían convertido en maquinarias cuya primera prioridad era alimentar a sus aparatos, usando las posiciones en el Gobierno y en el Estado. A veces era clientelismo puro, acomodando a amigos y parientes. Otras veces era el desvío de contratos, y otras el despilfarro de recursos para salpicar los entornos.
Esos partidos terminaron ahuyentando a los idealistas y quedándose sólo con los interesados. Y cuando la gente se acerca al poder buscando una silla calentita en la que pasar los próximos años, es muy difícil que a la vez se hagan las cosas bien hechas. No importa qué buenas sean las ideas o qué sólida sea la formación profesional.
No hay manera de avanzar sin gente con una actitud generosa en el Gobierno, dispuesta al esfuerzo intelectual, al estrés, a tomar riesgos de críticas e incomprensiones.

Nosotros los frenteamplistas estamos en la política para servir a la gente. No estamos acá para que las posiciones en el Gobierno y en el Estado nos solucione nuestras vidas particulares, las de nuestras familias y las de nuestros amigos.
Venimos a servir, no a servirnos del Estado.
Y esto es casi la única cosa que no es negociable.

viernes, 8 de mayo de 2009

¡Agarrate Catalina, que se viene la revolución agraria!

Mis fieles discípulos...
No hay peor sordo que el que no quiere oír. Así que voy a gritar un poco, porque sospecho que una buena parte de los uruguayos se aburre con estos asuntos de chacareros brutos. Gritar quiere decir no tenerle miedo a las frases que pueden sonar medio apocalípticas.

Así que, con permiso para exagerar, digo:

1. En los próximos años el campo uruguayo puede cambiar como casi nunca antes en su historia.

2. Esos cambios implican las promesas más cercanas de hacer crecer a golpes la riqueza del país.

3. Esos mismos cambios contienen gravísimas amenazas para el modo de vida de mucha gente y para la salud del medio ambiente.

Y créanme, no son palabras, ya empezó a pasar.
Les doy un dato: hace cinco años la hectárea promedio valía 400 dólares y hoy está arriba de 2.000, un aumento de cinco veces, muy por arriba de cualquier otra cosa.
Y si un bien de capital, como es la tierra, aumenta cinco veces, es porque sus dueños calculan que se puede sacar cinco veces más ganancia.
La multiplicación del precio de los campos, siendo un hecho de gran tamaño, es la parte más chiquita de los cambios latentes.
Lo verdaderamente explosivo es que se va insinuando una tendencia a que la agricultura en gran escala sea la forma más rentable de uso de la tierra.
Más rentable no, escandalosamente más rentable, irresistiblemente más rentable.
Le sacan diez veces más valor.
¿Cómo lo hacen? Hacen un guiso de mucho capital con nuevas tecnologías.
Le ponen sembradoras y cosechadoras gigantescas y técnicamente maravillosas, a las que les falta hablar. Usan información satelital y son tan inteligentes que la herramienta que trabaja contra el piso recibe información de dónde hay una piedra y levanta la patita para pasar sin lastimarse. No es verso, hace dos semanas las vi trabajar en Lavalleja entre cascotes.Van caminando, le hacen el dribling al cascote y ponen la semilla en el pedacito de tierra libre.
Y a eso agregale las técnicas de siembra directa, que bajan los costos como loco.
Y agregale esos prodigios de la ingeniería genética que son los transgénicos, que aportan rendimiento, estabilidad y resistencia a las enfermedades.
Cada factor multiplica al otro y cuando se quiere acordar el resultado es 20 veces el de hace una década.

El proceso puede ser una aplanadora y dejarnos con un Uruguay irreconocible.
Si es para bien, el país será mucho más rico, los trabajadores van a estar tecnificados y muy bien pagos, el Estado cobrará impuestos a lo bobo y los lados más tristes de la vida rural, como el aislamiento, serán sólo un mal recuerdo.
¿Y si sale mal?
Una transformación de esta escala, impacta para todos lados. Produce pérdida de lugares de trabajo, abandono del campo de los productores chicos, y deja en la cancha un puñado de súper empresas, la mayoría desarraigadas y operando en Uruguay como un sitio más.
Sin contar las grandes interrogantes aún no despejadas sobre las consecuencias de los transgénicos y los agroquímicos masificados sobre el medio ambiente.

Por un lado el paraíso, por otro el infierno.
¿La querías fácil? No tengo.
Es complicado, contradictorio, difícil.
Pero está ahí y hay que ver qué hacemos. Lo único que por ahora tengo claro, es que no podemos permitir que agarre su propia dinámica y vaya a dar a donde sea.
Hay que meter mano. Va a haber que tomar muchas decisiones y errarle lo menos posible.
Lo peor que podemos hacer es transformar el tema en un campo de batalla ideológico. Si es así, va a ser una guerra de simplificaciones entre los partidarios del capitalismo salvaje y los que prefieren vivir pobres antes que nadie les toque “el paisito”.
Va a haber puros revolucionarios y puros reaccionarios, pero con los lugares cambiados. Esta vez, va a haber que pensar “afuera de la cajita”, como dicen los yanquis.
Ni qué decir si la discusión se pudre por el uso politiquero.
Así que, ¡agarrate Catalina, que se nos viene encima un tremendo relajo!
Yo cumplo con avisar.

miércoles, 29 de abril de 2009

Mis palabras en el encuentro con los intelectuales, el miércoles 29 de abril en el Palacio Legislativo.

Queridos amigos:

La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo.
Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar.
Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes.
¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra.
Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa' tirar pa' arriba.

¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald que nadaba en una piscina llena de billetes?
El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero.
Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena.
Cuanto más ajena, mejor.
Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.
El semanario BÚSQUEDA tiene una hermosa frase que usa como insignia:
“Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con vosotros”.
Por una vez estamos de acuerdo.
¡Si estaremos de acuerdo!
Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo digo buscando con ustedes.
Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa.
Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.
Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería.
Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo intelectual la razón de su vida. Con los que están aquí y con los muchos más que no están.


DE TODAS LAS DISCIPLINAS
Si miran para el costado van a encontrar seguramente algunas caras conocidas porque se trata de gente que se desempeña en espacios de trabajo afines. Pero van a encontrar mucho más caras que les son desconocidas, porque la regla de esta convocatoria ha sido la heterogeneidad.
Aquí están los que se dedican a trabajar con átomos y moléculas y los que se dedican a estudiar las reglas de la producción y el intercambio en la sociedad.
Hay gente de las ciencias básicas y de su casi antípoda, las ciencias sociales; gente de la biología y del teatro, y de la música, de la educación, del derecho y del carnaval.

Y en tren de que no falte nada, hay gente de la economía, de la macroeconomía, de la microeconomía, de la economía comparada y hasta alguno de la economía doméstica.
Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país.
Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los complejos procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí esta reunido.
Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto como este no alcance el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas.
No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro placer de hacerlo.
Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un cierto grado de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.


INTELIGENCIA DISTRIBUIDA
Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera, en la sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su capacidad de pensar.
La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la que anda por la calle.
La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un autoelevador o para programar una computadora.
Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.
Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera.
Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy inconformista.
Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.
Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio cultural, casi cuando abrimos los ojos al mundo.
Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra”.
O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas.
Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.


CAPACIDAD DE INTERROGARSE
Había un dicho: “No le des pescado a un niño, enséñale a pescar”.
Hoy deberíamos decir: “No le des un dato al niño, enséñale a pensar”.
Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de nuestras cabezas, sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet. Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe.
En otras palabras, van a estar todas las respuestas.
Lo que no van a estar es todas las preguntas.
En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa.
En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos esfuerzos de investigación y aprendizaje.
Y eso está allá abajo, marcado casi en el hueso de nuestra cabeza, tan hondo que casi no tenemos conciencia. Simplemente aprendemos a mirar el mundo con un signo de interrogación, y esa se vuelve la manera natural de mirar el mundo.
Se adquiere temprano y nos acompaña toda la vida.
Y sobre todo, queridos amigos, se contagia.
En todos los tiempos, han sido ustedes, los que se dedican a la actividad intelectual, los encargados de desparramar la semilla.
O para decirlo con palabras que nos son muy queridas: ustedes han sido los encargados de encender la admirable alarma.
Por favor, vayan y contagien.
¡No perdonen a nadie!
Necesitamos un tipo de cultura que se propague en el aire, entre en los hogares, se cuele en las cocinas y esté hasta en el cuarto de baño.
Cuando se consigue eso, se ganó el partido casi para siempre. Porque se quiebra la ignorancia esencial que hace débiles a muchos, una generación tras otra.


EL CONOCIMIENTO ES PLACER
Necesitamos masificar la inteligencia, primero que nada para hacernos productores más potentes. Y eso es casi una cuestión de supervivencia.
Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que disfrutar.
Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer.
Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo queda el placer.
Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.
¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!
Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.
No porque sea elegante sino porque es placentero.
Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.
¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!
Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers.
En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos...
No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.
Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.
Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques.
Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.

Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.
En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada...


INCONFORMISMO
Les pedía antes que contagien la mirada curiosa del mundo, que está en el ADN del trabajo intelectual.
Y ahora agrando el pedido y les ruego que contagien inconformismo.
Estoy convencido que este país necesita una nueva epidemia de inconformismo como la que los intelectuales generaron décadas atrás.
En el Uruguay, los que estamos en el espacio político de la izquierda somos hijos o sobrinos de aquel semanario Marcha del gran Carlos Quijano.
Aquella generación de intelectuales se había impuesto a sí misma la tarea de ser la conciencia crítica de la nación. Anduvieron con alfileres en la mano pinchando globos y desinflando mitos.
Sobre todo el mito del Uruguay multicampeón.
Campeón de la cultura, de la educación, del desarrollo social y de la democracia.
¡Qué íbamos a ser campeones de nada!
Y menos en esos años, en las décadas de los cincuenta y sesenta, donde el único récord que supimos conseguir fue la del país de Latinoamérica que menos creció en veinte años.
Sólo nos superó Haití en ese ranking.
Esos intelectuales ayudaron a demoler aquel Uruguay de la siesta conformista.
Con todos sus defectos, preferimos esta etapa, donde estamos más humildes y ubicados en la real estatura que tenemos en el mundo.

Pero tenemos que recuperar aquel inconformismo y tratar de metérselo debajo de la piel al Uruguay entero.
Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia distribuida.
Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo distribuido.
El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor.
El inconformismo está en la naturaleza misma del trabajo que ustedes hacen.
Se precisa que se nos haga a todos una segunda naturaleza.
Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera.
Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer.
Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.
Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su periferia.
Es el inconformismo el que ha ganado el respeto a pequeñas sociedades y a lo que hacen.
Ahí andan los suizos, cuatro gatos locos como nosotros, que se dan el lujo de andar por ahí vendiendo calidad suiza o precisión suiza.
Yo diría que lo que de verdad venden es inteligencia e inconformismo suizos, ese que tienen desparramado por toda la sociedad.


LA EDUCACION ES EL CAMINO
Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación.
Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar.
Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.
Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas.
Pero hay que hacerlo.
Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.
Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.
Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.
Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.
Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.
Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.
Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.
Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.
O como los que vieron el fuego por primera vez.
Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.
Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo.
Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo.
Es abrumador.
Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.
Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.
Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes.
Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.
Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica.
Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.
Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.
Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.
No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.
Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.
Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.
Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.
No hay tarea más grande delante de nosotros.


EL IDEALISMO AL SERVICIO DEL ESTADO
Queridos amigos, estamos en tiempos electorales.
En benditos y malditos tiempos electorales.
Malditos, porque nos ponen a pelear y a correr carreras entre nosotros.
Benditos, porque nos permiten la convivencia civilizada.
Y otra vez benditos, porque con todas sus imperfecciones, nos hacen dueños de nuestro destino. Aquí todos aprendimos que es preferible la peor democracia a la mejor dictadura.
En los tiempos electorales, todos nos organizamos en grupos, fracciones y partidos, nos rodeamos de técnicos y profesionales, y desfilamos frente al soberano.
Hay adrenalina y entusiasmo.

Pero después, alguien gana y alguien pierde.
Y eso no debería ser un drama.
Con unos o con otros, la democracia uruguaya seguirá su camino e irá encontrando las fórmulas hacia el bienestar.
Nos toque el lugar que nos toque, allí vamos a estar tratando de poner el hombro.
Y estoy seguro de que ustedes también.
La sociedad, el Estado y el Gobierno precisan de sus muchos talentos.
Y precisan aún más de su actitud idealista.
Los que estamos aquí, nos acercamos a la política para servir, NO para servirnos del Estado.
La buena fe es nuestra única intransigencia. Casi todo lo demás es negociable.

Gracias por acompañarme.